El primer gran gasto que debe realizar una familia luego de contraer matrimonio es el de adquirir una vivienda, en la cual desarrollar su vida a lo largo del tiempo. En algunos casos se suele alquilar hasta tener el dinero necesario para poder comprar el hogar ideal. Pero hay otros individuos que prefieren no pasar por ese trámite, y caer ante una hipoteca que le de la posibilidad de obtener un recinto propio, donde poder empezar a colocar muebles y decorarlo para el resto de los años en el futuro.
Una vez que se compró y se escrituro la vivienda quedan muchos gastos por afrontar. Estos se refieren al dinero que se deberá invertir para la constitución de la propia hipoteca cuya cuantía viene dada por el propio importe del préstamo hipotecario o más específicamente del Capital que es garantizado o por la Cifra de responsabilidad hipotecaria. Esto se refiere al importe del préstamo, los intereses y las comisiones.
En este aspecto hay que tener en cuenta cuatro aspectos fundamentales. La Notaría que son los gastos notariales que son ocasionados por la escrituración de la hipoteca. El registro de la Propiedad que son aquellos gastos que son ocasionados de inscribir la hipoteca en el registro. La gestoría que se suele causar por las tramitaciones en el Registro y en Hacienda. El impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados (AJD) que corresponde al 0,5 por ciento de la responsabilidad hipotecaria.
Otra cuestión en la que hay que pensar es que mientras esté vigente la hipoteca, puede causar nuevos gastos a los cuales no estemos preparados. Estos pueden ser los intereses de demora por el incumplimiento en el pago de alguna cuota en particular. Otro aspecto puede ser la comisión de cuotas impagadas que se refiere al importe fijado por la entidad financiera para la regularización de las cuotas. Un último detalle que puede causar un gasto extra son las comisiones por emisión y los gastos de envío de los recibos. Este último es el que sucede con menor frecuencia.
